sábado, 24 de septiembre de 2016

El Concorde: Un avión más rápido que el sonido



Con el se podía llegar de París a Nueva York en 2,5 horas, pero a un precio de 6900 euros, era un sueño hecho realidad para los pasajeros ricos, su velocidad de crucero era de 2.179 km/h y su record fue de 2.405 km/h ¿era un sueño hecho realidad en 1969? No era el concorde, el mayor y más caro hallazgo tecnológico hasta la época, fueron construidas 20 unidades y su coste unitario era de 46 millones de dólares del año 1977… Al final a sus pocos pasajeros y su alto coste de mantenimiento se unió un fatídico accidente ocurrido en el año 2000, eso no hizo más que acortar su vida y desde entonces se convirtió en un mito.

La década de 1960 supuso la edad de oro de la aviación comercial a nivel mundial. En esos años, las compañías aéreas más importantes del mundo invertían grandes cantidades de dinero en ampliar destinos, mejorar la flota, competir en eficiencia y servicio y convertirse, de este modo, en la compañía más prestigiosa. El 2 de marzo de 1969 despegaba el Concorde, el mayor y más caro hallazgo tecnológico hasta la época. Un avión supersónico civil que, a pesar de sus 27 años sobrevolando el Atlántico, nunca llagaría a encontrar una salida comercial clara.



El Concorde no fue, sin embargo, ni el primer ni el único avión en superar la velocidad Mach 2 (dos veces la velocidad del sonido). Ya en los años 50, Rusia, Estados Unidos y, por supuesto, Francia y Gran Bretaña empezaron a plantearse seriamente la construcción de aviones comerciales supersónicos. Los primeros en conseguirlo fueron los rusos con el modelo Tu-144, presentado en 1965 como maqueta, y que realizó su primer vuelo en diciembre de 1968. No obstante, un accidente el 3 de junio de 1973 limitó su explotación al servicio de carga hasta mediados de los años 80. Estados Unidos, por su parte, también sopesó producir su propio avión supersónico, el Boeing 2707, pero los elevados costos de producción y las bajas posibilidades de venta dejaron ese avión en un mero proyecto.

Nace el Concorde

Los terceros en discordia por conseguir el éxito del avión supersónico, BOAC (futura British Airways) y Air France, sí que lograron llevar adelante el proyecto. Así, el 2 de marzo de 1969 el Concorde despegaba por primera vez. El avión de transporte civil funcionaba con cuatro turborreactores Rolls-Royce/Snecma Olympus 593, tenía una envergadura de 25,56 metros, una longitud de 62,10 metros y una altura de 11,40 metros. Con una tripulación de ocho personas y capacidad para llevar a 144 pasajeros, el Concorde alcanzaba una velocidad de crucero de 2.179Km/h.



Pero si bien las exitosas demostraciones en todo el mundo advertían una nueva era en el transporte aéreo de pasajeros, la euforia, sin embargo, pronto se vino abajo. A principios de los 70, a los trágicos accidentes del competidor ruso Tu-144, se sumaron la crisis de petróleo y la negativa durante un tiempo de Estados Unidos (principal mercado) a que el avión aterrizase en su suelo por el daño ambiental y el insoportable ruido al superar la barrera del sonido. Tantos factores negativos obstaculizaron aún más la popularización del supersónico y limitaron su venta a las compañías impulsoras del proyecto, Air France y British Airways.



El Concorde pronto se convirtió en una cuestión de Estado, en un instrumento de prestigio nacional y en el que se invirtieron enormes cantidades de dinero; también en un instrumento político de la oposición en ambos países por el enorme gasto que suponía no solo para las compañías, sino para las economías de Francia Y Gran Bretaña.

¿Velocidad o popularización?

El principal problema era el dinero que se necesitaba para la fabricación y, sobre todo, el mantenimiento de tan alta tecnología. En 1973, un Concorde costaba lo mismo que tres Boeing 747 y medio, o tres DC10. Como consecuencia, ninguna compañía podía permitirse semejante gasto y ni la japonesa JAL ni las estadounidenses TWA o PANAM (más allá de las razones políticas) quisieron tomar parte en la aventura supersónica. De hecho, tanto Estados Unidos como la mayoría de compañías prefirieron abandonar la carrera de la velocidad y apostar por el también recién y "más democrático" Jumbo 747, con capacidad para más de 300 pasajeros, y cuyo primer vuelo se realizó el 9 de febrero de 1969. Con algunas variaciones técnicas, este enorme avión se sigue utilizando hoy en día en los trayectos intercontinentales.



Por otro lado, la consecuente repercusión en el precio final de los billetes era clara. Gracias al Concorde se podía salir de París y llegar a Nueva York dos horas antes de la salida, pero ¿a qué precio? Pues nada menos que a 6.911,46 euros un billete de ida y vuelta en 1999, por ejemplo. Mientras que el Jumbo preconizaba un transporte aéreo masivo, el Concorde se decantaba por la velocidad y el elitismo de sus usuarios. Tal modelo de gestión fue desde el principio insostenible y un accidente -el primero y único en su historia- el 25 de julio de 2000 aceleró el final del Concorde. El aparato con destino a NuevaYork cayó envuelto en una bola de fuego sobre un pequeño hotel de la localidad de Gonesse solo dos minutos después de despegar del aeropuerto Charles De Gaulle. En el accidente fallecieron 113 personas: los 100 pasajeros del avión, los nueve miembros de la tripulación y cuatro personas más que estaban hospedadas en el hotel.

El fin del mito



El vuelo 4590 de Air France es el único accidente ocurrido a un avión Concorde. El 25 de julio de 2000, un Concorde francés se estrelló al despegar de París, Francia; terminando con el impecable historial de servicio de la famosa aeronave supersónica.

En el Aeropuerto Charles de Gaulle en París, Francia, el vuelo 4590 de Air France espera en la pista para despegar con rumbo a Nueva York. El avión es un Aerospátiale Concorde; la aeronave supersónica más famosa y segura del mundo. El avión lleva 109 personas a bordo.

Antes de despegar, se le informó al capitán que había una falla en el motor 2 en el ala izquierda. El personal de tierra repara el motor y el Concorde se dirige a la pista para despegar.

Minutos después, el Concorde comienza a acelerar por la pista. Todo parece normal hasta que el Concorde alcanza los 325 km/h aprox. En ese momento, el ala izquierda se incendia El capitán no puede ver las llamas. Lo único que sabe es que justo en el momento crucial del despegue, los motores 1 y 2 están perdiendo potencia. Segundos después, el controlador de torre divisa fuego en una ala del avión y le informa al capitán que el ala se incendia.

La pista donde está despegando el avión tiene 4 km de longitud. El Concorde no puede abortar el despegue, necesita 3 km para detenerse y solo quedan 2 km de pista.

El avión despega de Charles de Gaulle con el ala en llamas y cruza a baja altura la autopista aledaña. El capitán trata de aterrizar en el aeropuerto más cercano: "Le Bourget". El Concorde comienza a perder altura y se dirige a la comunidad parisina de Gonesse.

El ala izquierda comienza a fundirse y el Concorde inicia un viraje de desplome. Pese a los esfuerzos el vuelo 4590 se estrella en un hotel de Gonesse. Las 109 personas a bordo del avión mueren y también 4 del hotel.

El récord de seguridad del Concorde se destruyó en el accidente. El avión solo voló durante 120 segundos antes de estrellarse en el hotel.

Se descubrió que la causa no tuvo que ver con el Concorde. Cinco minutos antes de que el avión despegara, un DC-10 de Continental Airlines despegó en la misma pista. En el proceso, un trozo de metal de 43 cm de largo de su motor izquierdo se desprendió y cayó en la pista. Cuando el Concorde aceleró hasta 325 km/h, una de sus llantas golpeó el trozo de metal. La llanta explotó y arrojó un pedazo de hule de 4,5 kg que golpeó con una fuerza de una tonelada el ala. Las alas del avión solo están diseñadas para resistir un golpe de un objeto de 1 kg a 300 km/h (300 kg-fuerza).

El golpe creó una onda expansiva en el ala, lo que abrió una tapa de combustible, y esto hizo que el combustible saliera. Éste se derramó en los motores izquierdos causando la pérdida de potencia que observó el capitán.

Otro desecho de neumático cortó los cables del tren de aterrizaje izquierdo trabándolo. Los cables crearon chispas que encendieron el combustible en los motores. Comenzó el incendio, como el piloto no podía abortar el despegue, intento dar la vuelta a una pista cercana, pero el incendio de más de 1000 °C empezó a fundir los soportes del ala y finalmente colapsó.



El último vuelo supersónico se realizó en mayo de 2003, coincidiendo con el centenario del primer vuelo de los hermanos Wright, en un intento de dar un final digno al famoso avión de morro puntiagudo que había desafiado a la técnica en los años 60. El Concorde nació tocado de muerte, y aún así, funcionó durante 34 años. El supersónico era más que un avión, era la tarjeta de presentación de Air France y British Airways, un emblema para las principales compañías de sus respectivos Estados, y todo un mito en la aviación comercial del siglo XX.


El Concorde terminó su era de servicio, después del accidente y se comenzó un programa de retiro de las pistas. El 26 de noviembre de 2003, se realizó el último vuelo del Concorde, realizado por un avión de British Airways, registrado G-BOAF. No volvieron a volar no solo por el accidente sino porque los vuelos en el avión se hacían cada vez más caros y era también muy caro su mantenimiento. 

Características generales:

Tripulación: 9
Capacidad: 92-120 pasajeros
Carga: 11.340 kg
Longitud: 62,10 m
Envergadura: 25,55 m 
Altura: 11,40 m 
Superficie alar: 358,25 m² 
Peso vacío: 78.700 kg 
Peso útil: 111.130 kg 
Peso máximo de despegue: 185.070 kg 
Planta de poder: 4× turborreactor Rolls-Royce/SNECMA Olympus 593
Empuje normal: 140 kN (32.000 libras) de empuje cada uno.
Empuje con postquemador: 169 kN (38.050 libras) de empuje cada uno. 



















No hay comentarios:

Publicar un comentario